Él agarro una hoja y comenzó a doblarla. -¿Qué haces? -pregunté. Me ignoro y siguió con lo suyo. -Hey. Te estoy hablando. -Espera un momento. En un rato acabo, Kim -respondió. Cuando terminó pude ver que había hecho un avión de papel. -Mira. ¿Qué te parece? -extendió su mano hacia mi, enseñando el pequeño avión que tenía en su mano- Toma. Tú también vas a hacer uno -sentenció dándome otra hoja. -Pero yo no se como hacerlo. -Ven. Te enseño. Comenzó a ayudarme hasta que acabamos. -Escucha con atención. Agarra tu avión de papel y pide un deseo. -¿Por qué? -pregunté. -Shhh. Solo hazme caso. Pide un deseo y lanzalo al cielo. -Está bien. Hice lo que me dijo. Pedí un deseo y lo lancé. Él también hizo lo mismo. -Ahora esos aviones llevan nuestros deseos. Nuestras ilusiones. Es por eso que ahora son muy valiosos. -Ya veo. Si es así... entonces seria muy bonito que nunca se cayeran. Que siguieran volando para siempre. Yo deseé eso. Aunque fue por pura casualidad. -Que coincidencia. Yo deseé lo mismo -dijo sonriendo.
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