No sé lo que quiero hoy, ni lo que querré mañana. Realmente no sé si soy feliz con lo que tengo o con lo que dejo de tener, si tengo lo que quiero o sólo quiero lo que tengo. No sé si voy por el buen camino o me torcí hace tiempo. Pero puedo decir sin dudas que disfruto de mi vida, que no voy a pensar en el futuro ni en el día de mañana. Puede que dentro de algunos años mi vida cambie radicalmente y mi mundo tal y como es ahora deje de tener sentido. Por eso quiero salirme del camino, hacerle caso al corazón y no a la razón. Porque me gusta mi mundo tal y como es ahora y quiero aprovecharlo por si se derrumba. Quiero equivocarme, como ya he hecho varias veces desde que propuse no hacerlo y dejar de escuchar eso de: ¿has pensado en lo que puede pasar después? Pues no, no lo he hecho y no me da la gana de hacerlo.