Sofia.
Vi el objeto que reposaba sobre el lavamanos, no lo podía creer.
Esto no podía estar sucediendo, no otra vez. Era el karma o mal chiste del universo.
Había solo una explicación, era de él.
Nuevamente estaba embarazada.
Rodrigo.
Volví a soñar con ella, su risa, sus labios... Su amor, todo ese amor sin condiciones que no supe valorar.
Lamentablemente ganó el deber por no decir que la manipulación y el miedo de perder a mi hijo.
Ellos aún no lo sabían, pero habían sido víctima del despecho de aquella que no se daría por vencida y que por retenerlo a su lado atento contra lo más hermoso que ambos compartían.
El destino caprichoso quiso ponerlos frente a frente una vez más, una ocasión especial a la que no podían faltar, solo que habían pasado tres años y ella no estaba sola y él aún la amaba.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.