Bill sabía que no debía estar haciendo aquello, acostarse con un simple humano. Involucrase con uno de esa forma sólo lo hacia ver débil y necesitado. ¡Hasta había hecho miles de tratos para tener un dichoso cuerpo humano! ¿Y todo para qué? Únicamente para acostarse con Dipper.
Sí, con aquel chiquillo que desde los doce años lo fastidiaba pero que ahora a los dieciocho años lo volvía loco con el simple hecho de pronunciar su nombre. Como en ese momento, Dipper estaba bajo suyo, gimiendo de puro placer ante sus caricias.
(PRIMER RESUMEN DIGNO QUE HAGO, SIIII. EJEM, esto es un especial de Navidad no muy tiernoso, Contiene Mpreg)