El problema no era Maehara, si no lo que le hacía sentir. Y eran en esas noches frías, oscuras y lluviosas en las que Isogai reflexionaba sobre el chico que ahora dormía en el futón de al lado. Porque los amigos no se comportaban como ellos lo hacían, sus corazones no latían desenfrenados ni intentaban ocultar su sonrojo. Los amigos no hacían eso, pero dos imbéciles enamorados sí. // Portada por: Kasame, en pixiv (http://www.pixiv.net/member_illust.php?mode=medium&illust_id=51771381)
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