Hay veces que me pregunto cómo habrían sido las cosas si nada hubiera acabado. Me pregunto si yo seguiría siendo así, si habría llegado a ser tan fuerte o si habría acabado en ruinas. Dicen que el camino nunca es fácil. Si no te sitúas al principio y tratas de hacer el trayecto atravesando todos los baches y obstáculos del camino con todas tus ganas no sabrás que habrá al final. Últimamente en mis días siempre llueve, está nublado o hiela. Pasan los años y aún no consigo deshacerme de esa espina. Se clavó hasta el fondo y no hay manera de deshacerme de ella. Deseo ansiosamente que llegue el día en el que vea luz de nuevo. Necesito dejar de sentir esa presión, necesito que algo vuelva a llenarme como hace años lo hizo. Necesito volver a sentir esa felicidad e ilusión todos los días y que esta no se acabe, que crezca y no desaparezca más. Esta es la historia de como me enamoré de una persona que estaba a 2.090 kilómetros de mí y de como esa relación se volvió tóxica para los dos.