A veces siento que me ahogo eternamente en ordenes y obligaciones, aquellos días donde corría descalza por los verdes prados pasaron tan rápidamente, todavía siento mi cabello suelto acariciado por el viento y aquellos tibios rayos del sol envolviendome con sus brazos sin preocupaciones sin obligaciones..... ya no soy una niña, ya no puedo andar mis piernas desnuda y mis pies descalzos, sonreír a todos aquellos que día tras día cuidaron tan amablemente de mi, comenzó la etiqueta , las normas, lo que está bien y esta mal, mi espíritu rebelde intento por todos los medios resistir pero la frágil salud de mi madre y su angustia poco a poco reducieron mi fuerza y determinación, amaba a mi madre, mucho más que cualquier cosa en esta vida y sabia que poco muy poco faltaba para que abandonará este mundo, Dios ten piedad de nuestro sufrimiento, perdona que sea tan egoísta, se que muchos lo están pasando mucho peor, pero mi alma está muriendo muy lentamente.