Lo conocí una noche estando yo borracho de copas de champaña y sorbos de heroína; era un pobre pilluelo, era un lindo muchacho de alma libre y fiestera. Los pecados ladraban como perros sin dueño En un ángulo turbio miro desde mi mesa a un pálido chico que sonríe y me mira y a través de las gotas rubias de la cerveza mi lujuria conspira. se veía frágil como una flor. puse dinero en la mesa y salí de ahí ¿que habrá sido de el? siendo una gran tentación para las personas de aquel lugar. ¿realmente importa? es solo un desconocido. el hombre de la salida me miro confundido. pues a mis 20 años iba cada noche a ese bar con el corazón destruido.