Mire a lo lejos y dejé salir un suspiro. -¿sabes? -¿Qué?- dijo en tono seco. -Claro, tú siempre tan amable. -Habla. -Hace años un niño me debe un juego... de fútbol-aclare- parecía que le gustaba mucho el fútbol, tal vez se hizo un jugador profesional, Es más tal vez lo conoces. -Lo dudo, ¿por qué te debe un juego? -Es que el muy idiota me tiró un montón de papeles importantes, y ni siquiera me ayudó a recogerlos. entonces le dije que me tenía que recompensar jugando. dijo que tal vez un día, pero no lo volví a ver. -Espera, ¿tu eres esa chica torpe que me chocó en el pasillo cuando estaba apurado? nunca me había planteado que el podría ser el niño grosero de aquel día, pero ahora que lo pensaba bien ambos tenían el cabello rojo, y eso era lo único de lo que se acordaba del niño. -¿Disculpa? yo también tenía prisa. -Vaya, sí que cambiaste, ¿qué te paso? ¿te rompieron el corazón? le dí un golpe en el hombro y reí. -Aún me debes ese juego- le recordé.