Cuando crees haber perdido totalmente la esperanza en cualquier clase de amor. Cuando los amores de los libros de Anna Todd te parecen tan imposibles como el mítico cerdo volando. Cuando ya habías decidido que ibas a morir entre millones de gordos gatos siameses. Siempre, y os lo prometo, siempre, tiene que entrar esa imperfecta perfección por la puerta y arruinarlo todo.