Dicen que siempre hay un roto, para un desconocido; y yo diré; siempre hay un cuerdo para una loca, un paciente para una desesperada, y un corazón valiente dispuesto a amar...
Te amo con la ferocidad de una jaula dorada: mi deseo es tenerte cerca, aunque sé que cada instante a mi lado es una herida que jamás dejará de sangrar.