Las últimas hojas del libro fueron quitadas porque a quien le correspondía encontrarlo no debía de saber lo que decían, ni los que lo rodeaban. A cada uno de ellos les llegó una carta, quizás diferentes días o horas, y letras pero todas con el mismo propósito, que ellos llegasen a esa casa. Ahora debían de vivir con un nombre con el cual no nacieron, pero era su destino tenerlo. -Que idiota -susurra Aries. -no tanto como tu- dice libra. -Que - libra lo ignora y va donde Tauro a evitar que sagitario siga hablando. -Ustedes son muy buenos amigos - dice cáncer comiendo una galleta. -de donde sacaste eso creí que no quedaban dulces -dijo virgo. -son mías - sonrio -no le digan a tauro.
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