Una noche de setiembre, luna llena, en plena fiesta llena de chicos y chicas desmesurados y probablemente pasados de alcohol. Celeste debería estar divirtiéndose pero no es así, tiene demasiados problemas para pensar en fiestas. Sus padres murieron hace casi un año, y todavía siente culpa por ello. Sabe que su abuela no estará allí para cuidarla, que dentro de poco será mayor de edad y tendrá que apañárselas sola, sabe que tiene que cuidar de lo poco que le queda. Pero aquella noche, en medio de la desesperación, hace algo indebido. Por iniciativa de su mejor amiga, invoca a un ser que la condena al infierno y devorará su alma en cuanto muera pero ¿qué importa? En el fondo, cada día se sentía más muerta que el anterior.
Y ese demonio es Sebastian Michaelis, que cualquiera diría que es un personaje de ficción. Aunque para Celeste sería tan real como su piel erizada al tenerlo cerca, como si hubiera encontrado algo que la hiciera hallase realmente viva.
¿O es que realmente él solo quiere destruir eso que aparentemente se construye en su interior? ¿Podrá Celeste enfrentar esos fantasmas que la atormentan? ¿O es que en realidad su lucha es contra alguien más?