4 parts Ongoing Ron y Trixie son polos opuestos.
Él es un estudiante de arte que aprendió a sobrevivir antes que a hablar. Creció entre casas de acogida, mudanzas silenciosas y adultos rotos. Su madre, cuando estaba, hablaba con los ojos perdidos. Su padre era apenas una sombra con nombre, más mito que presencia, promiscuo, fugaz, incapaz de cuidar a nadie. Ron fuma como si el humo lo sostuviera, pinta como si cada trazo le impidiera desmoronarse. Se aferra a lo que ama con una intensidad que asusta. Y casi siempre, ama lo que no puede tener.
Ella es Trixie. Pianista. Brillante. Criada entre libros caros, veranos en el sur de Francia y padres que la adoraban sin asfixiarla. Tiene la seguridad de quien nunca tuvo que pelear por un plato caliente, una ironía arrogante, defensiva, que esconde más capas de las que muestra. Sabe lo que quiere, o al menos finge que sí. Es generosa sin darse cuenta, cruel sin intención, y le cuesta quedarse mucho tiempo en el mismo lugar. O con la misma persona.
Ron la mira como si fuera lo único que lo mantiene en pie. Como si con solo verla respirar pudiera calmar el temblor interno. Ella lo busca. Lo provoca. Lo deja entrar a medias. Y siempre, antes de quedarse del todo, se va.
Lo suyo no es una historia de amor cualquiera.
No hay príncipe azul. Ni princesa fiel. No hay promesas eternas ni finales felices.
Es un vínculo lleno de contradicciones. De silencios que pesan más que los gritos. De cuerpos que se conocen más que las almas. Es obsesión y necesidad. Es deseo feroz de dejar huella en el otro, incluso si duele. Incluso si quema.
Es el tipo de amor que no se escribe en cartas, sino en arañazos, en despedidas tibias, en llamadas a las tres de la mañana que no dicen nada pero lo dicen todo.
Una historia de dos personas que no saben quererse bien, pero no pueden (no quieren) dejar de buscarse. 𖹭