Tras la muerte de un ser querido, las cosas cambian para siempre y por siempre. Demás esta decir que la tristeza inunda él hogar que solía ser completa felicidad. Si bien no es él final, duele superarlo, duele seguir adelante sin esa persona que prometió acompañarte en cada momento, en cada lágrima y en cada sonrisa. Llegar a casa y sentirse como una roca, sin sentimientos. Mirar al cielo y ver todo a color gris, saber que de esto no te escapas. -Lo hago por ti -solemos decir cuando en realidad lo tenemos que hace por nosotros, por nuestra familia. Ha veces, sólo hace falta darnos cuenta que, tenemos a alguien por quien luchar y no bajar los brazos. Pero ha veces suele ser muy tarde cuando nos damos cuenta que tuvimos todo y lo perdimos todo.All Rights Reserved
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