1656, siglo XVII. El reconocido pintor Louis Tomlinson el cual se ha destacado por sus maravillosos retratos, los cuales llamaban la atención de la audiencia por su estilo único, ningún personaje sonreía en sus pinturas, siempre fue cuestionado por ello pero no decía nada al respecto. Frívolo, egoísta, soberbio e imponente eran las palabras que según su hermano Zayn lo definían. Camino hacia su auto de animal viendo como su cochero lo acomodaba, su mente se perdió a través de las calles hasta que sintió a su chofer maldecir y detener al animal, sin importarle mucho bajo de su carruaje para decirle a su empleado que se apresurara su ceño se fruncio al ver como Niall -su chofer- se disculpaba con aquel pequeño joven con pinta de indigente, lo había mojado complementamente. Sus sospechas fueron confirmadas al ver letrero en cartón «Una sonrisa ayuda a tener un buen día y una moneda me ayudaría a darle de comer a mi madre» y un dibujo prolijamente hecho. Por primera vez en sus 26 años se sintió como su cara ropa le picaba en la piel, examinó a aquel joven manteniendo sus cejas juntas de costumbre, pero lo que llamó su atención fue el hecho de que el menor sonreía y sus ojos verdes esmeralda brillaban y deseo por primera vez plasmar esa sonrisa y exhibirla en todas las galerías de Inglaterra.