Viajar, enamorarse, cometer estupideces. Son como un mantra en el cincuenta porciento de la población. Y Martin formaba parte de ese porcentaje. El podía leer a las personas, pero tenia otros dones un poco mas peculiares junto a el. Un día de verano llegó a una posada y allí comenzara el detonante. Todas sus decisiones provocaron que termine encerrado en una prisión temporal. El amor lo mantiene cuerdo y la magia lo mantiene cautivo.