¿Que si soy una princesa? ¿que si tengo castillo? ¿que si tengo mi corona y mi príncipe azul? No, no tengo ni castillo, ni corona, ni príncipe azul, y ni soy princesa, pero si tengo algo que un cuento de hadas no lo tiene. Sé que no nací para ser perfecta, para conquistar al mundo con una sonrisa mía, con mis personalidad ni mucho menos... Soy tan imperfecta que las curvas de mi cuerpo jamás encajaran con las tuyas. Mis clavículas hundiendo el pellejo de mi alrededor, mis caderas señaladas, mis piernas imperfectas, mis andares... Nunca coincidiré con el cuerpo de una princesa, ni seré rubia ni tendré los ojos azules. Tampoco conseguiré a un príncipe azul, rosa, verde, o de cualquier color. Pero si conseguiré de verdad a un príncipe con personalidad. Físicamente, nunca lo lograré, pero si lo logré interiormente... Porque la princesita de nuestro interior se encuentra en el alma, esa que no tiene forma física y que solo es perfecta cuando tiene que serlo.