Recuerdo que verlo dolía. Su sola presencia dolía. Sus cabellos castaños, sus ojos verdes, incluso las pecas en sus mejillas hacían que se me escociese hasta el alma. Recuerdo también la primera sonrisa que me dio, la primera vez que besó mi mejilla, el primer guiño, la primera vez que tomó mi mano. Recuerdo las mariposas en mi estómago. Recuerdo todo. Solía regalarle flores para ganarme su corazón, porque sabía que eran sus favoritas. Le di tantas, que ahora ya no sé qué hacer con ellas.