Era una noche helada y el viento congelaba nuestras orejas. El cielo oscuro y el reflejo de la nieve le daban al parque un aspecto fenomenal. Perfecto. Caminábamos de la mano por los columpios hasta que Louis dirigió su mirada al cielo y se detuvo en seco. -Vaya, Harry. Mira al cielo!-dijo sin apartar la vista del fabuloso cielo nocturno lleno de estrellas. Sí, era algo hermoso, algo que definitivamente sólo veías una vez en la vida, y más aún en Londres. Normalmente todos los días de la época eran nublados y con suerte podías ver la luna. Pero esta vez no, el cielo azul oscuro estaba totalmente despejado. Como si la niebla hubiese decidido no aparecer el día de hoy. Y ahí estaban, las millones de estrellas y la luna menguante. Era todo un espectáculo digno de apreciar por horas. Louis siguió sin apartar la mirada del cielo, y dijo: -Esto es hermoso. Alguna vez has visto un cielo como este, Harry?-Negué con la cabeza, pero al ver que no me estaba prestando atención, dije: -Definitivamente no. Tienes razón, es hermoso.-continué, Louis soltó una risita y suspiró, dejando salir el vapor caliente de su boca que se apreciaba perfectamente en la oscura noche. Así sin más, Louis alzó su brazo y señaló a una estrella que estaba a poca distancia de la luna. Era la más grande, la más brillante. -Mira esa! Es preciosa!-dijo entusiasmado. Luego de unos segundos, Louis bajó la mirada para encontrarse con la mía, que nunca le había quitado de encima. La nieve caía y los pequeños copos se empozaban en mi beanie y en los hombros de Louis dejando una capa de puntitos blancos. -Louis?-dije finalmente. -Si, Harry?-respondió. Sus increibles ojos azules se profundizaban con la turbia noche. Se veían hermosos, él se veía hermoso. -Lou, ¿Cuál es tu estrella favorita?All Rights Reserved
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