Cada noche era igual, escuchar los llantos en la habitación contigua a la mía, podía escuchar los llantos de mi madre y sentir el sufrimiento de mi padre, sabía que la situación era difícil, todo era un caos. Necesitaba ayudarlos, necesitaba hacer algo. La desesperación se albergaba en todo mi ser, no sabía qué hacer, acaso ¿algún día seriamos felices?.
Jane se preguntaba eso todas las noches, los problemas en su casa eran muchos, y no es que sufrieran maltrato físico, pero el tener necesidades y no poder resolverlas a tiempo la desesperaban, podía sentir la desesperación en su hogar, no quería seguir ahí, amaba a su familia pero ella tenia sueños, sueños que algún día tendría que dejar atrás, tenía que hacer algo; un empleo era lo que necesita, y rápido, pero qué pasaría si este te conlleva a hacer alguna locura.
-Hola, Math, ¿pedirás lo de siempre?- dijo la chica de cabello negro con una amable sonrisa en su rostro.
-Si Jane, por favor, y otra cosa, ¿que tal si te propongo algo?- el chico la miraba nervioso.
-Ok, son 7€, dime de qué se trata y te diré si acepto o no- la chica estaba concentrada en el vaso que tenía en sus manos.
-Aquí tienes- el extendió un billete de 20€- necesito una pareja y necesito un vientre, ¿te animas?- se rascaba la nuca nervioso, que tal y la chica le decía que no, aunque con la suma de dinero que le propondría era imposible que se negara.
"Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos" -Nicolás Maquiavelo.