Era noche cerrada en la activa y ruidosa ciudad. Néstor caminaba por un camino de tierra que salía de la ciudad y desembocaba a cinco kilómetros en una zona rural y solitaria. Lo habían citado allí, sí, allí, y aún no comprendía del todo porque la empresa para la que iba a trabajar había puesto tanto hincapié en quedar a altas horas de la noche. Nestor había visto el anuncio en un periódico local, donde se buscaban personas para ejercer de celadores en un hospital cercano a su casa y en horario nocturno. La verdad es que no le importaba mucho que la cita fuera a las doce la noche; necesitaba el trabajo urgentemente y no iba a poner objeciones al respecto. Seguramente como el empleo era en horario nocturno, Néstor pensó que lo habían citado de noche para que entrara en materia. Finalmente el camino comenzó a ensancharse hasta que se disipó totalmente, dejando paso a un área rural con varias casas de campo de dos plantas aparentemente abandonadas. Entre ellas, había un ancho edificio abAll Rights Reserved
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