Se conocían de toda la vida. Habían sido el primer beso del otro cuando apenas tenían siete años; había sido un beso inocente y ambos se habían sonreído y continuaron jugando como lo habían estado haciendo antes. Ese fue el momento en que Danny se dio cuenta de que era diferente y que no sentía nada por las chicas, sin embargo nunca había sentido nada por Kian...