Entre llaves y cerraduras, producto de noches de insomnio y de sueños, de días encerrada durante largos paseos en busca de algo que la ayudase a continuar flotando, de la ambigüedad de las pulsiones de un alma que se siente libre pero se sabe encerrada y no, aunque diga que sí, ya no tiene ganas de salir. En primera persona, acá, cruda, yo.