Ha pasado un mes desde mi último ataque al corazón. Es algo que me pasa frecuentemente, ya no me sorprende. Llevo ingresada en el hospital desde que me ocurrió. La causa de mi situación se debe a la Arritmia. Esta enfermedad provoca que el corazón actúe de forma errática y produce latidos demasiado rápidos. Las personas que viven a mi alrededor les da miedo estar incluso en la misma habitación que yo. Con una simple gran emoción, los latidos de mi corazón pueden comenzar a fallar.
Mis padres están muy afectados por mi situación. Estaban preparados para someterse a cualquier tipo de factura para encontrar mi cura. Sin embargo, no hay una cura. Todo esto se debe a temas de nacimiento, yo nací así.
Al comienzo de ser ingresada en el hospital mi habitación estaba totalmente llena de cartas, flores, cosas que me animaban a que mi buen humor no desapareciera totalmente. Con el paso del tiempo,
fui olvidada. La gente que antes me regalaban estas cosas ya no lo hacen. Incluso el números de visitas era bastante grande, pero se redujo hasta no quedar nada.
Mientras observaba la pared blanca el silencio, oí la puerta abrirse. Se trataba del doctor, que no viene muy frecuentemente por mi habitación ya que debe encargarse de mas pacientes.
- Señorita Himari ¿cómo se encuentra?
- No muy bien del todo. Incluso las visitas de mis padres es escasa por temas de trabajo.
- Respecto a eso... tus padres lo han estado hablando conmigo. Van a enviarte a un colegio interno totalmente preparado para casos como los tuyos y otros problemas.
- ¿Quiere decir que van a enviarme a una escuela que trata con gente discapacitada?
- Necesitas supervisión. Esta diseñado para dar a los estudiantes algo de independencia, pero siempre con ayuda cerca de personal de enfermería.
- ¡Pero no soy ninguna descapacitada!
- Está dirigida a estudiantes que aún pueden moverse y aprender. Tampoco es tan malo.
- ¿Realmente no tengo opción?
- Te van a transferir allí