Hagamos Negocios

Hola, soy Adriana Ávila. Si, de esos Ávila. Soy hija de Arturo Ávila, el capo más importante, y el más buscado, de todo México, por no decir que de todo el mundo. Soy hija única del narcotraficante más pesado en todo el país. ¿Se imaginan? Así es. Mi papá quería tener un hijo, un varoncito, un macho al que pudiera pasarle el negocio cuando él tuviera que retirarse, pero no, mi mamá, su esposa, la única mujer a la que ha amado, falleció en mi nacimiento. Tampoco se junto con ninguna otra mujer, por lo que solo me tiene a mí. ¿Y yo, que? Yo no conozco otra cosa, no sé si es correcto o incorrecto porque no me inculcaron nada más. Crecí con hombres a mi alrededor, los que portaban pistolas. Crecí en una casa de seguridad, o en varias mejor dicho. Crecí con un hombre que se manejaba con códigos "Te vas a tener que quebrar a este bato, ya me tiene hasta la madre" ¿Qué significa "Quebrar" y a quien se iban a quebrar? La verdad es que ni idea. Bueno, ahora si ya sé que significa. Crecí en una casa en la que constantemente dejaban paquetes. No pregunten que contenían los paquetes porque ni yo lo sé. O no lo sabía. Mi padre es el señor de México. Y yo soy su heredera. ¿Cuán jodido es eso?
La verdad es que yo estaba muy bien, ignorando todo y fingiendo no ser quien soy en una escuela en Londres, los problemas empezaron cuando recibí una llamada de Jesús, la mano derecha de mi padre, diciendo que el señor Arturo requería de mi presencia en México, que era urgente. Se estaba muriendo, lo encontré en la cama, casi moribundo. Sus últimas palabras para mi fueron...

"No dejes que mi imperio se caiga, hazme sentir orgulloso."

¡¿Cómo hago eso?!

Aprendamos sobre la marcha.