Nací en una burbuja. Sí, literalmente... Mi vida era genial, jamás tuve ni una sola preocupación. Quizá mi gran problema se basaba en cómo ordenar la burbuja cuando venían invitados, o qué vestido me tenía que poner cada día. ¡Tenía una vida tan genial! Hasta que la burbuja se rompió y comencé a ver la vida tal y cómo es. Desde entonces, solo intentaba buscar cómo me podía meter en una burbuja de nuevo, tenía miedo. No me gustaba esta vida. Sin embargo, ahora, con tan solo 18 años te puedo jurar que, a pesar de los días tan grises que suelo vivir a menudo, no volvería jamás a esa burbuja.
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