Todo comenzó cuando era pequeña. Mi madre habló con una médium y fue advertida de que debería esconderme. Protegerme. ¿Protegerme de qué? Esa siempre había sido mi duda y estoy segura de que mi madre también la compartía. No lo supe hasta aquel día de campamento. Me encontraba en el río lavando los platos usados cuando escuché que alguien me llamaba. << Aura, Aura, ven hasta a mí. Tienes que ayudarme >> Mi primer instinto fue salir corriendo. Desde ese día mi madre vigila mis movimientos, mis amistades. Amistades que no tengo, al parecer todos nos toman como unas lunáticas. Sé que hay alguien fuera, que me busca y no va a parar hasta dar conmigo. Los demonios me atormentan incluso en sueños. No puedo huir de ellos, no puedo huir de nadie.