- ¡Me has roto el corazón! - grité entre lágrimas. - Tú te lo has roto a ti misma - dijo él con su indiferencia - por esperar algo que sabías que no te podía dar. - Vas a pagar por lo que has hecho - le dije secándome la última lágrima. - Te esperaré sentado - dijo burlón.Tutti i diritti riservati