Kim kibum no tenía ni idea de qué hacer cuando se encontró en medio de la fiesta de Navidad de su empresa junto a su jefe, el irresistible e insensible Choi Minho, en un una situación ¡de crisis! ¡Crisis de placer! Con las voces de todos sus empleados coreando a gritos su nombre y esperando un beso de película, Minho se dejó llevar. Llevaba demasiado tiempo anhelando probar el sabor de aquel chico bueno y al fin había llegado su momento. La aventura empezó entonces, con un único beso, uno bajo el muérdago y que le llevaría a abrir finalmente el corazón.