Bárbara Stan no creía que podía existir el hombre perfecto que ella había soñado años atrás, así que se había resignado a depender solo de ella misma y de nadie más. Aquella lista que había quedado olvidada en un rincón de las cosas olvidadas de años atrás en los cuáles ni ella misma sabía dónde se iba a encontrar el día de hoy, pero las cosas cambian no en una semana, no en un mes, sino solo en un segundo. Tal vez no lleguen en el momento indicado, tal vez no sean lo mejor en ese instante, pero tal vez aquellas cosas que suceden de un segundo a otro, son aquellas que nos cambian la vida. La pregunta que se hace Bárbara en su vida es si la,perfección, realmente existe.