-Quiero estar contigo, eso es todo. - Mi voz salió entrecortada, mis ojos se llenaban de lágrimas y mis piernas estaban temblando, Derek apartaba la mirada, con la mandíbula apretada y sus ojos llenos de furia.
-No puedes. - El tono de su voz era tranquilo, aunque ambos sabíamos que no lo estaba.
- ¿Pero... - Me interrumpió
- ¡ENTIENDE QUE NO ES BUENO, NI PARA TI, NI PARA MI! -Me gritó y nuestras miradas se encontraron, sus ojos más furiosos que antes, su pecho subía y bajaba por la falta de aire en sus pulmones.
La campana sonó y él comenzó a caminar, lo seguí con mi mirada mientras los estudiantes se movían por todo el pasillo, algunos me miraban y otros solo me empujaban para pasar. Salió por la puerta principal del colegio y me miro, por arriba de su hombro, su mirada se notaba más tranquila e impaciente.
Quería que regresara. Que me dijera que fue una mala broma y que debía ver mi cara, pero no, esto estaba pasando y se sentía mal, demasiado mal.