Existen momentos en que mi espíritu quiere hablar, quiere sacar a la luz todos aquellos sentimientos que transformados en pensamientos exigen de una pluma y un papel para dar rienda suelta a su imaginación y cuando la inspiración llega no es necesario esforzarse, solo se escribe y se escribe a ojos cerrados, y después cuando se ha terminado se da un par de pasos hacia atrás para contemplar mejor lo hecho, y mi corazón inyecta júbilo de alegrías a todo mi cuerpo por la satisfacción de lograr lo que se ha querido por medio de las palabras, aquí les dejo un poco de todo aquello a lo que me estoy refiriendo.