De pie, en las ruinas del muro que alguna vez le separó de su preciado hermano, buscándole con la mirada mientras oye los desesperados gritos de Alemania del Oeste, Gilbert es presa de los dolorosos recuerdos de lo vivido en la Unión Soviética. Hace años, mientras era llevado a la casa de Rusia, una niña se había prendido de él como si su vida dependiera de ello. Una niña que, a través de los años, le había convertido en ángel.Creative Commons (CC) Attribution