Siento el vacío a mis pies. Veinte pisos se encuentran debajo mio y la gente en el suelo solo son pequeños puntos negros. Desde allí se podía ver la ciudad en la que me crié. Tokio. El lugar que me había visto crecer, reír y sobretodo sufrir. Con una amarga sonrisa me aparto el pelo de la cara. Me quito los zapatos. Y echo un último vistazo a Tokio... ...antes de saltar.Todos los derechos reservados
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