Natalia es la típica chica que puede mirar todo el día por la ventana, mirando la gente pasar, es su manera de matar tiempo. Un día como cualquiera, mientras ella se asoma por la pequeña ventana de su habitación, se topa con un chico al cual nunca había visto; alto, delgado, castaño y... ¿Rodeado de perros? Claro, él era el nuevo "pasea perros" del vecindario. Natalia estaba muerta por él, así que decide llamarlo para "pasear a su perrito", pero solo hay un problema, ella no tiene un perro... Aún. El día que decide que debe tener un perro, no sólo encuentra la llave para crear una relación con aquel chico, sino también una curiosa amistad en cuatro patas.