¿Hola? Sí, bueno, aunque hable sola, hablo para algo, ¿no?
¡Bueno, pues nada! Me llamo Paula, quizás es un nombre un poco... ¿Bastante? Feo, pero es mi nombre y ya. Tengo 14 años, el 29 de noviembre cumplo 15. Soy la típica chica morena de ojos marrones, ¡oh, qué novedad nos trae esta pava! Soy bastante (en mi opinión DEMASIADO) alta, soy la más alta de la clase, y a veces siento como una jirafa, aunque cuando me agacho me siento pequeña, la verdad, es que para mí no existe término medio, o mucho, o poco. Soy rara, todo, pero absolutamente TODO el mundo dice que dibujo y bien, y yo dibujo como una patata, o sea, soy muy perfeccionista. Para, TODO, hasta para los chicos, no digo más.
Me acabo de dar cuenta de que hablo más que... no sé, hablo mucho, así que mejor me callo y empiezo de una vez.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.