¿Nunca has deseado encontrar a tu endemoniado príncipe azul? Porque yo sí. De hecho, soy de esas personas que creen en el verdadero amor, y créanme cuando les digo que lo encontré.
Pero no exactamente de la manera que yo esperaba.
Len Kagamine era un cliché, un tumulto de dramas internos. Estaba destruido por dentro, y duele saber que fuiste lo suficientemente ciega para no verlo, ¡aún cuando estaba en tus propias narices!
Y en una noche, que prometía ser de todo menos catastrófica, también me destruí yo.
Así que, ¿alguien dijo cobarde? Porque así me sentí cuando huí de él. Lo abandoné, ignorante de todo su dolor, pero también tengo amor hacia mi misma, y en ese momento, me importaba un poco más que nada lo que sentía.
En esta historia, nadie está libre de culpa.
En fin, pasó el tiempo, y decidí volver a donde pertenecía. Quería empezar de nuevo, pero mucha gente no obtiene lo que quiere, y comencé en el mismo lugar donde lo dejé. Y el universo fue tan amable, que me regalo la oportunidad de conocer a una persona tan destruido como Len y yo.
El caso es que estoy metida en un lío de corazones rotos.
Sé cuál es la cura para el corazón de Len. ¿El problema? No sé si estoy dispuesta a dársela.
Aún es muy pronto para entregarle mi perdón.
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