El amor es difícil de encontrar, aún cuando te esfuerzas y lo das todo, corres el riesgo de no recibir nada a cambio. Sin embargo ese masoquismo siempre está instalado en nuestras mentes, lo buscamos, lo deseamos, pero pocos encuentran al ser amado.
Anna, cansada de darlo todo y no recibir nada se muda, se va del país, termina en Mystic Falls, el lugar donde la verdadera historia de su vida da comienzo, las respuestas sobre su pasado llegan poco a poco. Ha abandonado su hogar, no tiene nada a que temerle, ni siquiera a un vampiro original sediento de venganza, licantropos en su contra o brujas que la persiguen. Gracias a todos estos peculiares seres descubre que nunca fue una chica normal en realidad, su destino estaba marcado, su camino correcto era este. Aquel camino que le otorgaría aquello que todos buscan aunque se atrevan a negarlo: Amor.
Amor verdadero, con toda la pasión y peligros que involucra, no enamoramientos pasajeros, sino ese sentimiento único que hace de las almas de ambos una sola. Amor Inmortal.
Belén nunca pensó que despertaría dentro de una serie de ficción, mucho menos en The Vampire Diaries. Lo que empezó como una simple obsesión adolescente ahora es su realidad, una donde los vampiros, las brujas y los híbridos son algo más que entretenimiento.
Y entre todos ellos, él.
Klaus Mikaelson no es como lo imaginaba. Es más oscuro, más real... y, de algún modo, más peligroso. Mientras lucha por entender qué la llevó a ese mundo y qué espera de ella ese universo torcido, Belén se ve atrapada entre su instinto de supervivencia y una atracción tan intensa como inevitable.
Quizás no fue un error caer ahí. Quizás el cielo de Mystic Falls siempre tuvo espacio para una estrella más.