La vida es una obra de teatro para Janet. Una obra de teatro en la que ella es el principal icono dramático y Aitor, el chico encargado de dirigir todo el bullying hacia ella, el cómico.
De lo que unos se ríen, es lo mismo por lo que otros lloran.
De lo que unos se quejan, es lo que mismo que otros anhelan.
Derek y Janet, dos estudiantes de último curso de bachillerato que poco o nada tienen que ver el uno con el otro. Derek es un popular, querido por cuantos le rodean y con una vida supuestamente perfecta. Janet es la diana de todas las burlas del instituto, humillada por cuantos se cruzan en su camino.
Ambos tienen una imagen distorsionada de la realidad, no viven en un mundo divino. No hay ángeles ni demonios, hay seres humanos que condicionan sus vidas y les hacen cambiar.
Nunca debieron de haber hablado, nunca debieron de haber desatado lo que desataron. Pero el desenlace de una obra de teatro no siempre es el esperado. Y en este caso, el destino quiso que el guión cambiase.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...