¿En dónde estoy? ¿Por qué no puedo ver nada? ¿Qué hago aquí?
Estas preguntas daban vueltas en mi mente mientras caminaba hacia la nada, ya que se veía oscuro y no podía ver nada. Estaba tratando de caminar sin tropezar, pero veo que salió mal, porque tropecé pero al caer aparecí en un hermoso parque; me parecía conocido, como si ya lo hubiera visto antes, pero no puedo recordar. Comencé a caminar y veía gente adulta y niños jugando y conversando. Le pregunte a dos personas, no tan adultas, en donde me encontraba pero ninguna me respondía, seguían hablando como si yo no existiera. Así que decidí ir hacia unos columpios que había visto a lo lejos, me senté en uno y comencé a columpiarme; trataba de descifrar en donde estaba y como había llegado allí, cuando una mano negra se apoya en mi hombro. En ese instante todo el parque dejo de moverse. Yo quería girar mi cabeza para ver de quien era esa mano, pero por alguna extraña razón mi cuerpo no respondía. Escucho que grita mi nombre, Eileen, Eileen, Eileen; una y otra vez. No puedo escuchar muy bien su voz, pero pude escuchar que era gruesa, así que pensé que era un hombre, aunque no se de qué hombre se trata. Quiero hablar, para preguntarle quien es o como sabe mi nombre, pero las palabras no salen de mi boca. Me empiezo a desesperar a medida que se aleja, porque no le podía gritar, solo salían pequeños ruidos pero pocos oíbles. Intento bajarme del columpio para poder seguirlo, pero me fallo el salto y cuando caí aparecí de nuevo en el mismo lugar. En donde comenzó todo.