Jamás en mis 18 años de vida conocí a un chico tan terco como él.
-Aléjate de mi!- le grite . Pero realmente no quería que se fuera, obviamente mi orgullo no me permitía admitirlo frente a él.
Tiene bastantes problemas en su vida como para tener que sobrellevar los míos, y para ser sincera, me estaba cansando de su presencia.
<<Todo tu grita que eso es una mentira.>>
Tal vez, pero no puedo evitar sentirme mal al ver todo lo que hace por mi y la lastima que aparece en sus ojos cada vez que me ve pasando por un momento complicado no pasa por desapercibida, sin embargo parece no querer rendirse y no sé si eso me frustra o me emociona.
Se acerca peligrosamente a mi, nuestros cuerpos están a centímetros de distancia, puedo oír su respiración acelerada, veo miedo en sus ojos y eso hace que quiera descartar la idea de apartarlo de mi.
-Tu y cuantos más van a obligarme a alejarme de ti?, Por favor, Quédate.
Quizá la idea de tenerlo junto a mí no sería tan mala, así que, decidí quedarme.
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No crei que el amor me llegaría a los 24, mucho menos que era una niña de 17.
¿Problemas?
Uno: es menor.
Dos: es hija del pastor.
Tres: a mi hermano le gusta.
Cuatro: ¡es mi alumna!
Y cinco: es una chica...
Aunque lo último a mi no me importaba.
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En edición.
Finalizada.
Mi gato es el autor 🐱