La familia Windsor era proveniente de Europa. Llevaban varios siglos siendo una familia rica y de abolengo. Su sangre era espesa y azul.
Habían logrado matrimonios estratégicos con las hijas de otras grandes familias y dado a sus propias hijas Windsor a familias igualmente poderosas.
Siempre había sido así, matrimonios bien logrados que a su vez habían tenido hijos, quienes también se casaban en las mismas circunstancias. Por supuesto, el amor nunca había sido el móvil de aquellas transacciones.
Victoria Windsor, de soltera Knightley, siempre decía que el secreto de un árbol genealógico impecable era casarse con la cabeza y no con el corazón. Y se sentía orgullosa de ello. Ella se había casado con el heredero de la familia, Dorian Windsor. Habían tenido sólo dos hijos: Marion, la segunda hija; y el heredero de toda su fortuna, Cecil Windsor.
Tanto Victoria como Dorian tenían preparado un poderoso y prospero futuro para sus hijos, sobre todo para su heredero. Sin embargo, en sus planes no estaba Dione. Irónicamente, ellos eran los patrocinadores de la beca que ella estaba recibiendo. Para la mala suerte de la familia Windsor, parece que Dione tiene talento para meterse en sus cabezas.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...