Él no era como los otros hombres que frecuentaban aquel viejo bar, no. Primero porque usaba un refinado traje que de seguro estaba hecho a medida. Pero algo no combinada con aquellas costosas prendas, quizás era que su cabellos estaba demasiado cuidado para un empresario, quizás eran esos tatuajes que sobresalían bajo la tela de las mangas o quizás aquellas gafas de aviador y su falta de un maletín lo confirmaban. Pero él no era lo que aparentaba y lo supe en cuanto se paró frente a mí en la caja registradora, con sus gafas en la mano y, una mirada penetrante y fría. Lo confirmé en cuanto me miró a los ojos y mi garganta se secó. - ¿Una mesa, señor?- logré pronunciar luego de unos segundos. Desvié la vista y me regañé por mi falta de carácter. - No- respondió tajante. Metió la mano en su chaqueta y me alarmé ¿acaso era un maldito ladrón? Sin embargo sacó un sobre amarillo. -Dale esto a tu jefe- ordenó. Me tendió el sobre para luego dar media vuelta y marcharse por donde vino. La lectura de esta novela queda puramente a cargo de cada uno, cabe aclarar contenido para adultos (violencia, escenas sexuales e ilegales). Derechos reservados hacía mi persona, registrada en mi país (Argentina) NO AL PLAGIOAll Rights Reserved
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