Ella no era la chica que el siempre soñó . Él no era el chico que ella imaginó para ella. Ninguno de los dos eran un ejemplo a seguir, pero por algún azar del destino se volvieron perfectos el uno para el otro". -Te odio- digo al límite de ser envuelta por la furia que hay contenida en mí y las lágrimas que en escasos segundos se deslizan por mis mejillas. -Eso es lo que deberías haber echo desde el primer momento-Dice tan frío como siempre, mientras me mira y sin pensarlo, se da la vuelta para seguir su camino. Desde ese instante me dí cuenta de que a veces tenemos que elegir entre olvidar o dejar que siga doliendo.