¿Ayer? Ayer todo era diferente. Ayer volvía a mí casa, en su coche. Ethan sostenía mi mano mientras conducía. En cada semáforo guiaba mi mano hacia sus labios, y depositaba ahí un cálido beso. Nunca había sido tan feliz. Nunca había sido feliz hasta entonces. - Te amo - me dijo. Yo solo le miré a los ojos y sonreí. Esos ojos miel que me tenían cautivada fueron lo último que vi antes de sentir el golpe y cerrar los míos. ¿Y hoy? Hoy me despierto como si no hubiera pasado nada. Como si nunca hubiera sido feliz. Como si nunca te hubiera conocido.