¿Qué harías si el chico más deseado del Instituto y posiblemente de la ciudad, ande detrás de tí? ¿Lo evitarías? O... ¿Le seguirías el juego? Sarah no quería sufrir otra vez. No quería ilusionarse con un Evan, un chico que no valía la pena, prefería mil veces seguirle el juego y que él sea el que que termine ilusionado, enamorado, botado y lastimado. Y eso iba a hacer... Jugar con el Playboy.