Monstruo... Los humanos fuimos desarrollados solo para sufrir, la dura y terrible verdad. No es nada de otro mundo lo que escribo pero solo estoy pasando una noche larga, fría y llena de soledad. Tenía 11 años cuando fui tomada del cuello contra la pared de mi habitación. Sus ojos eran azules-cualquiera hubiera pensado que eran bonitos- pero en ese momento eran el azul más mortal que hubiera visto en mi vida. Su boca se abría y cerraba escupiendo palabras que no entendía, palabras que rasguñaban y cortaban la piel, estrujaban el corazón y no dejaban respirar. Cada vez estaba más alto, los pies no alcanzaban el suelo y mi respiración se nublaba. Lloraba, mi rostro se deformaba a cada bocanada que daba, mis uñas se clavaban en las rasposas manos que sostenían mi garganta, necesitaba oxígeno y lo necesitaba pronto. Un último grito y me desperté en el suelo. Nada tenía sentido, yo no lo tenía. Lo vi tomando una lata de refresco en el sillón con una sonrisa socarrona. Ese no era mi superhéroe,mi papá, no, era un monstruo.