Noté unas manos frías tocando mi semidesnuda cintura, solo cubierta por la tela transparente, me sobresalté y me di la vuelta riéndome por mis circunstancias.
-Hola preciosa. -Me sonrió.
-Ho...hola-me reí y me acerqué más a él para poder bailar mejor.
-¿Cómo te llamas?-aceptó mi acercamiento y comenzó a acariciarme la mejilla, noté que la tenía más caliente, lo que me reconfortó y me hizo estar aún más cómoda.
-Ingrid, ¿y tú?
-Me llamo Brett, encantado-se me acercó tanto que solo pude quedarme mirando sus profundos ojos azules que con solo mirarme podía entender lo que él quería y seguidamente se lo dí, me lancé y le besé.
Él decidido continuó mi beso agarrándome con posesión por la espalda con un brazo... los dos acabamos en el baño con la respiración tan agitada como nuestras hormonas. No sabía del todo lo que hacía, lo único que tenía seguro en aquel momento es que pasase lo que tuviese que pasar.
Freen era una omega bastante rara para la personas aquellas decían que era un poco más alta para ser una omega otros que podría dar miedo si te miraba y algunas personas solo quedaban enamorada de verla aunque para Freen todo era normal pues siempre era amable y nunca se enojaba atenta con sus seres queridos era la chica perfecta como sus padres solían decir.
Becky una pequeña omega tan hermosa como la primera nevada era una chica responsable y cuidadosa con todo lo que hacía vive esperando a que aquella omega aparezca una vez más a su vida pues recuerda que alguien la salvó cuando era pequeña más no recuerda su rostro así que vive con la ilusión de que algún día aparecerá.
Pero ¿Qué pasaría si la persona que espera aparece en último año de universidad? ¿La reconocerá?