Todos creerían que la vida de Mía VanGouther era perfecta; popularidad, amigos por montones, fiestas cada fin de semana, una familia muy adinerada, un cuerpo envidiable y una de las caras más bonitas de todo HillKingdom High School. Claro que aquellos que pensaban eso, poco la conocían realmente.
Su vida estaba tan, pero tan lejos de lo que esos ilusos imaginaban.
La popularidad le valía un comino.
Jamás había tenido un real confidente, pues aquellos que se hacían llamar amigos, no eran precisamente personas en las que se pudiese confiar.
Ella, en realidad, detestaba las fiestas y todo lo que conllevase adolescentes descontrolados y caos.
No era fan de hacer ejercicio o dietas que se basaban en comer, pura y exclusivamente, verduras ¡Le fascinaban con locura las papas fritas!
Odiaba... no, aborrecía el tener que maquillarse y estar siempre bien arreglada; prefería mil veces andar en pijama por toda la casa.
Y por último, aquello que no estaba dispuesta a admitir ante esos mediocres que no hacían más que estar pendiente de todo en su miserable vida: Su familia era un total y completo desastre.
Mía debía vivir bajo las reglas de Richard VanGouther, su padre.
Si no hacía algo pronto, acabaría por volverse loca... del todo.
[Voy a empezar a actualizar, una vez que termine Hey, Smile!, la cual está en la misma cuenta]
[NO es una secuela de la novela anteriormente mencionada]
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